George Bernard Shaw predicó con convicción que la controversia y la polémica (que abundaban en su teatro) eran un requisito previo para el progreso social, político y cultural. Fue...
George Bernard Shaw predicó con convicción que la controversia y la polémica (que abundaban en su teatro) eran un requisito previo para el progreso social, político y cultural. Fue defensor de muchas causas que en su época (y algunas aún hoy) parecían adelantadas a su tiempo: el vegetarianismo, la reforma del alfabeto... y también el sufragio femenino y la independencia de las mujeres. Vivió casi cien años y acabó convirtiéndose en el escritor inglés más prolífico de todos los tiempos. Murió en 1950, después de haber ganado el Nobel en 1925 y el Óscar por su participación en la redacción del guion de la adaptación cinematográfica de "Pigmalión" de 1938.
"Pigmalión" satiriza el sistema de clases inglés y la artificiosidad con el que este dividía a las personas, a la vez que celebra el individualismo que es capaz de romper con esas cadenas, personificado en Liza, la florista protagonista. Shaw critica la rigidez de un sistema en el que la brecha entre los pobres y la alta sociedad no solo se debe a una cuestión económica, sino también a diferencias estructurales imposibles, en un principio, de sortear. El protagonista, Henry Higgins, un afamado y peculiar fonetista, se embarca en una apuesta y acoge a Liza para, a través de clases de fonética, poder hacerla pasar por una duquesa en una fiesta. Shaw reescribe así el mito latino recogido en las "Metamorfosis" de Ovidio: Higgins, un misógino irredento, será su peculiar Pigmalión, y Eliza Doolittle su Galatea.